sábado, 26 de diciembre de 2015

594

Estoy destruyendo todo lo que un día construyeron para mi. Este nunca fue mi sitio. Y eso me hace daño. Estoy llena de miedo, otra vez. Creo que nunca se fue. Que solo volví a negarlo. Como he hecho toda mi vida. Negar que me tengo miedo. 
Esta noche no quiero ser yo. No quiero querer lo que quiero. No se cómo. Debí tomarme la medicación. Ahora no puedo dejar de aullar y ladrar pidiendo que me saquen de aquí.


viernes, 25 de diciembre de 2015

593

Ojalá más ojalás. Al menos significa que sigo soñando. 
Ya escribiré, cuando deje de tener miedo de mis sueños.

domingo, 20 de diciembre de 2015

592

Tengo un miedo terrible a que de repente todo esto desaparezca. Y sentir que quizás hubiera podido evitarlo. Y que soy estúpida por no haberlo visto venir. O por haberlo visto y haberlo ignorado.
Me dijeron que dejara de recrearme en las cosas malas, que descansara y disfrutase de las cosas buenas. Pero no puedo negar lo evidente. La ansiedad me rodea cuando menos me lo espero y me siento muy vulnerable. Porque a mi alrededor el mundo se desploma y yo no se que hacer con mis frágiles manos de pianista.
Lo siento, seguro que pude hacerlo mejor.

lunes, 14 de diciembre de 2015

591

No quiero dejar constancia de la derrota, si no está escrito, no existe. Se queda en mi cabeza, en esta pantalla. Un papel me pesa mil veces más que cualquier cosa. La palabra escrita, esta en la cumbre de todas las cosas verdaderas. Ay Platón, pero qué he hecho. Qué barbaridades digo. Y por si acaso escondo el diario.

sábado, 12 de diciembre de 2015

590

Me he empezado a agobiar haciéndome preguntas que no puedo contestar. Digo que no puedo porque a pesar de mi buen humor, de mi reparto de motivación y de mi energía, sigue existiendo en mi cabeza una vocecita que me dice "no eres capaz, no puedes, no sabes, tienes pánico, no lo harás bien, eres una inútil; mira a tu alrededor, el mundo prospera y tu te mueres mientras sonríes y tratas de respirar sin ahogarte." A veces quiero pedir ayuda a gritos pero esa vocecita vuelve a sonar imperante "mejor será que te quedes quieta y no molestes a nadie."
Autodestrucción.

jueves, 3 de diciembre de 2015

lunes, 30 de noviembre de 2015

587

Hey, hay veces que las cosas dan giros bruscos, brusquisimos. Y sorprendente no te hacen daño, más bien lo contrario, como un nudo que se deshace, una tormenta que al pasar deja un paisaje empapado y brillante. Hay cosas que pasan y al pasar, te desarman de una forma limpia y sin arañazos ni heridas. Y así está bien.
Quizás este sentimiento me dure lo que tarde en dormirme pero me siento calmada, un poco más en paz. Porque hoy por hoy he ganado un amigo, y cada vez tengo más material con el que construir mi refugio.
Unas manos suaves, una voz que susurra que no me voy a morir, un abrazo esporádico, charlas nocturnas, besos de una madre, placajes de un equipo, risas de mis hermanos... Remedios temporales que debo aprovechar al máximo.
Galeno, estoy rodeada de gente maravillosa. Por favor, dame fuerzas para al menos, poder ayudarles. Aunque mi mundo se esté viniendo abajo. Aunque me quiera morir cuando se pone el sol y todos se van.
No tengas miedo de pedir ayuda. No seas boba corazón. Mis últimos pensamientos del día van para todos vosotros. Gracias.

domingo, 29 de noviembre de 2015

586

A veces siento que las cosas que me propongo son como querer detener la salida del sol. Las expriencias terrenales se me antojan una recuerdo borroso del que sólo puedo sacar impresiones. Ahora que se que necesito el contacto de las personas para tranquilizarme, me siento más débil que nunca. Vulnerable. Quizás debería parar y apagar.
No me voy a morir.

sábado, 28 de noviembre de 2015

585

Hoy he descubierto que hay manos que tienen poderes mágicos. Que amansan a los demonios de mi cabeza y que me da miedo soltarlas. Jamás pensé que el contacto con otra persona fuera a detener mi mundo, ese que se mueve tan frenéticamente. Cuando cogi su mano las voces de mi cabeza se callaron, y en seguida supe que había encontrado una medicina mejor que los ansiolíticos y los antidepresivos juntos. Las manos y la mirada tranquilizadora de una persona que lo más probable es que sea mi nuevo amuleto. Quiero más tardes de viernes donde poder callar las voces de mi cabeza solo con tocar sus manos.
Aunque creerá que estoy loca. Que en realidad es así.

Las manos, mi sustitutivo de orfidal. Quién lo iba a decir eh.

lunes, 23 de noviembre de 2015

584

Estoy llena de miedo. Creo que me estoy volviendo como tú. Jamás desee tal cosa.
Demasiada información que procesar en muy poco tiempo. Voy a estallar.

Deja de pensar ya, te estás consumiendo.


jueves, 19 de noviembre de 2015

martes, 17 de noviembre de 2015

582

Que me maten y me entierren ya. No lo soporto, no puedo vivir con esta tristeza, no quiero seguir triste, pero no quiero falsa felicidad, estoy harta de la felicidad superficial, de la conformidad, del estar bien solo por no estar mal. Parece que estamos obligados a ser felices. No soporto la tristeza pero aun menos soporto reírme sin ganas, estar con gente que no quiero, hacer cosas que no me llenan...
Quiero dormir eternamente, bajo las sabanas, donde nadie ni nada puede hacerme sentir cosas que realmente no siento. Donde este solo yo y lo único auténtico que me queda, mi tristeza y mis ideas elevadas que se me escapan a cada suspiro que doy.

domingo, 15 de noviembre de 2015

581


Hoy por primera vez en la semana, me he reído. No sonreído absurdamente o soltado una carcajada fácil. Me he reído hasta partirme por la mitad. Risas que hacen temblar las paredes. De las que estallan.
Quizás ha sido el plato de arroz.
Quizás ha sido la agenda nueva y un te de canela.
O quizás simplemente fue el rugby. Que de nuevo me salva la vida.
O más bien ha decidido perdonármela en este sábado incierto. Ha pasado curiosamente rápido, y eso empezaba a echarlo de menos.
La soledad me sienta mal, por mucho que tu lo digas corazón.
Mañana será otro día del que no esperar nada. A ver qué nubes me acechan.

viernes, 13 de noviembre de 2015

580

Últimamente siento la necesidad de escribir aquí todos los días. Quiero dejar constancia de todo lo que siento porque yo misma no doy crédito de ello. A veces me aterra y otras me calma. Y luego lo leo todo y es como ver una película de miedo una y otra vez. Hay a quienes les gustan las películas de miedo. De locos está lleno el mundo.

Mi película de terror de ahora es la de comer. No entiendo muy bien que parte de mi cabeza se ha roto para que yo rechace/evite/deteste la hora de comer. Me da angustia. No me apetece, estoy llena de tristeza, no cabe ni una galleta.
La sensación de que me va a explotar el pecho de la presión que siento cada vez que me preguntan que qué quiero de comer no la había sentido nunca.
Vivo en una familia dada al buen comer. Es imposible no comer en esta casa si estas acompañada. Y eso me da más ansiedad, porque me veo obligada a comer, a fingir que estoy contenta comiendo, que la comida me gusta y me apetece un montón. Cuando en realidad solo pienso en cómo podría deshacerme de ella sin que pase por mi boca.
No se qué pensar. Me decepciono a mi misma. Pero mi estómago se cierra en banda y mi corazón empieza a latir más fuerte de lo normal. Ojalá la tierra me tragara en esos momentos. En esos momentos desearía estar bajo el edredón, y dormir y seguir alimentando al monstruo. Que como he dicho, se alimenta de una tristeza que nunca se me agota. Tengo la barriga llena de tristeza y eso mi cabeza no lo entiende.
Por suerte o por desgracia últimamente no me domina la cabeza, por mucho que esta se pelee a muerte contra el resto de mi cuerpo.
A ver si me cambian la bombilla o me apago ya del todo.

jueves, 12 de noviembre de 2015

579


No saber amar no significa estar vacío. Hoy he aprendido eso.
No saber amar significa a veces amar demasiado. Amar mal, amar insanamente. Amar a las personas equivocadas y no amar a las que debes. No saber amar implica que se te vaya de las manos. Y que de pronto vuelva y te embista. Amar mal es no filtrar, el exceso por vocación o la carencia por miedo. Yo siempre he dicho que estoy enamorada del amor, pero que yo no se amar. Y creo que es la única afirmación que ha sido cierta todos y cada uno de los días de mi vida.
Resulta que parte de mi es sempiterna.
A fin de cuentas, por muy definido que esté el término 'amor' nadie sabe explicar de qué se trata. Creo que cada uno le da un significado en consecuencia de su experiencia. Y por mi experiencia, el amar alberga algo incontrolable.
No creo que haya nadie vacío, sin amor, es algo con lo que todos nacemos. Conforme crecemos y maduramos elegimos como dosificarlo; o no dosificarlo; o guardárnoslo hasta morir con él; o darlo todo de golpe en un disparo esperando que nos vengan a devolver la bala.
Es paradójico que se pueda jugar con algo tan incontrolable como el amor. Un juguete que nos es dado desde que nacemos y que puede quitarnos la vida desde el momento en que somos conscientes de que lo tenemos. Nadie nos enseña a amar. Porque tampoco hay un manual. Creo que pocas personas saben amar bien.
Yo imagino que amar bien es regar todos los días un poquito todo lo que nos rodea, para que crezca. No ahogar de amor algo en concreto y olvidarnos de otra cosa. En realidad yo no creo que ese amor exista, pero hay tantísimas personas en el mundo que por estadística alguna, debe haber que haya alcanzado ese estado de gracia. Y esté donde esté, la envidio sobremanera. Amar sabiamente debe sentar bien; pero qué le voy a hacer, yo no se amar, y no espero aprender nunca.

Teoría romántica.


martes, 10 de noviembre de 2015

578

"De un tiempo a esta parte sufro
de constantes altibajos emocionales debido a,
o en consecuencia de, (no estoy segura)
una enorme y repentina desmotivación
que está repercutiendo gravemente
en mis estudios y vida social."
.
.
.

577

Se me tensa la mandíbula.
Se me encoje el pecho y la garganta.
Mi estómago es un saco lleno de nada que no para de gritarme 'no, no quiero, déjame'.
Y mi cabeza le responde 'lo se, yo tampoco quiero'.
Mi corazón dice 'pongámonos en huelga'.
Y todos le siguen a ciegas.
Y efectivamente ya ninguno funciona.
Qué me pasa.
He tirado la comida por el retrete.
He odiado cada minuto del entrenamiento.
No he escuchado ni una sola palabra de nadie.
He querido tirar mi bicicleta al arcén y mandar el día al infierno.
Qué me pasa.
Que soy todo odio y miedo y tristeza y asco y apatía.
Y de pronto subo. Y subo. Y subo. Y se me derriten las alas con el sol. Y caigo en picado. Y me estampo contra los rosales.

Don't think you're safe 'cause it's no over.

sábado, 7 de noviembre de 2015

576


Tengo la teoría de que soy un poco masoquista. Porque me aferro a lo que más me hiere, siendo esto lo que más contribuye a mi supervivencia. Es irónico. Lo que no te mata te hace más fuerte y estoy intentando aprender de mis pequeñas muertes. Me gusta aprender a base de hostias contra el suelo. Jamás creí que me gustaría tanto hacerme daño, placar, encapricharme, desencapricharme, desilusionarme, procrastinar, dudar de mí misma una y otra vez. Es sencillamente mi vida, mi autodestrucción. 
Pasar las noches en vela pensando en los por qués de los qués y los cómos, a sabiendas de que estoy desarrollando una enfermedad que me desgasta la memoria, la mirada, el corazón, esa es la esencia de quien soy ahora. Estoy enfermando al acumular sentimientos que se enfrentan y que no declaran ganador, tengo a todos mis enemigos conviviendo conmigo. Y me encanta. Y lo detesto. No me deja comer. No me deja estudiar. No me deja hablar. No me deja hacer nada. Quiero estar muy quietecita en un rincón y ver cómo pasa el tiempo. 
Ojalá supiera dónde va a terminar esto, dónde voy a acabar si sigo así. Puede que no tenga un final feliz. De hecho, estoy cien por cien segura de que no va a tener un final feliz. 
Ya no pido que nadie me rescate, he comprendido que no quiero salir de este camino de subidas y bajadas. Es más emocionante. Es excitante. Cuando el cielo está despejado no me importa respirar; se apreciar una buena brisa, pero no sabría qué hacer entre tanta luz y tanta llanura. Me desquicia más incluso que mi vorágine de problemas. Los grandes cataclismos también te permiten coger aire y hacen que cada respiro merezca más la pena. No estoy hablando desde el valor; no quiero guerra por que sea divertido pelear. Ojalá fuera eso. Al menos habría aprendido a pelear si así fuera. No, en realidad no soy valiente. Solo estoy trastornada y no se distinguir ya lo que duele de lo que no, porque dejo que todo me haga daño, de cualquier forma. Estoy asustada. Cansada. Perdida. Y a veces me levanto, echo a correr y busco darme bien fuerte contra un muro, esperando que eso me haga sentir viva o me reconecte de nuevo.
Hace un tiempo escribí afirmando que había encontrado la paz, una paz fría y acogedora, que me permitía sumergirme en ella sin ahogarme. Creo que ha empezado a cristalizarse y me hallo rodeada de hielo que se mueve violentamente, que me atraviesa. La paz ya no existe, nunca existió, solo aprendí a convivir con la locura. 
Podría afirmar que me encuentro peor que nunca. Ni si quiera se qué hacer al respecto. No se si hay una salida, una alternativa. No se si quiero salir siquiera. Para mí esto es ya rutina. No me imagino de otra manera. Desquiciada dentro de una carcasa de cerámica que apenas expresa. No me mostraré, no creo que sea lo más adecuado. No sabría enfrentarme a la reacción del mundo. No se enfrentarme a mí misma, imagínate que me enfrento al mundo. 

No voy a pedir ayuda esta vez, pero quiero que sepas que las cosas no me van muy bien. Me vengo abajo con todo el artesonado. Se nos hunde el barco.
Trastrorno disociativo.

martes, 3 de noviembre de 2015

574


Hoy me dijeron que me alejara del pasado y que viviera en el presente. 
Pero es el pasado quien vive en mi. 
Y a veces me desnuda el alma y me deja en bragas.

domingo, 1 de noviembre de 2015

573

Todos mis sentidos preguntan dónde estas.

Yo estoy encaprichada sabes, de un niño bueno pero tonto y a la vez listo. Demasiado listo. Yo soy un poco boba. Me han dicho que bailo bien, y que me echarán de menos. Pero no se si es cierto. Porque siento que nadie - o casi nadie. - te echa a ti, tanto de menos como yo. Hoy esperaba que fuera una noche de desenfreno, de casi olvidarme de ti.  Pero no puedo. Cuando algo no sale como yo quiero pienso en ti, y en que me dirías. Pero ya casi no recuerdo tu voz. Y eso me aterra. Me aterra porque hago cosas estupidas. Porque tengo el valor de los inconscientes. De los que esperan sin esperar.

Todo el mundo viste hoy de calavera. Y sinceramente, me gustaría saber como es la tuya. Como dijo Miguel Hernández, me gustaría apartar la tierra a dentelladas y besar tu noble calavera. Me gustaría que sucedieran tantas cosas, hacer tantas cosas...

Galeno,  no se si los encaprichamientos son buenos o sanos... no se si tu moriste por uno o si era algo tan profundo como el océano.  Quizás lo pensaste así.  A veces agradezco que no me enseñaras cosas como que la noche no tiene límite, o que se puede vivir sin amor. Yo se que no se puede vivir sin amor. Pero sin embargo yo, vacía que estoy sigo viviendo, y tu, tu tan lleno que estabas, estas muerto. 
Estoy caminando sola por la judería. Y sin embargo sigo esperado que aparezca de pronto; o que pregunte por mi. Y yo lloro mientras camino.  Sin ver muy bien lo que escribo. Hoy le he dicho que hace cinco años que estoy incompleta, que no soy persona y soy medio animal inconsciente que no sabe qué pensar de las personas y qué pensar de sí misma. Me cuesta tanto sobrevivir por mí misma.

Cada vez esto se me va más de las manos. Creo que se lo que estoy haciendo pero en realidad no... en realidad no tengo ni idea. Sólo actuó según lo que pasa. Y las cosas pasan mientras yo sigo resistiendo las embestidas.
Las personas que me cruzo van en pareja sabes, y se hacen fotos con la torre de la mezquita catedral celebrando que son afortunados por ver juntos cosas tan hermosas a unas horas en las que sólo las estrellas están despiertas.

Yo sin embargo lloro. Porque no se tu, pero otras personas están sufriendo sin remedio. Porque lo que tu elegiste voluntariamente hay gente que lo padece sin querer; y es que nadie quiere morirse. ¿Sabes la de veces que me he acostado y despertado pensando en la muerte? ¿Crees que gente como yo, que baila bien, que echarán de menos, debe pensar en esas cosas? 

He de admitir que un poquito de odio si que te tengo. Porque aunque me enseñaste cosas magníficas y conocí  personas maravillosas, sigo sintiéndome inútil sin ti. Y eso lo hiciste terriblemente mal. Abandonar a la gente... qué cosas tienes.

Yo espero haber aprendido de ti muchas cosas y diferenciarme de ti en muchos aspectos. Espero ser como tu y a la vez me aterroriza serlo. Porque, quién quiere morirse lleno de amor, y quien quiere morirse solo. Nadie, en absoluto, y yo la última. 

La soledad me agrada y a la vez me repele. Igual que el alcohol. Ahora me sobra demasiado alcohol. O demasiado encaprichamiento. Quién sabe. Tengo la teoría de que no se amar. Y de qué soy demasiado parecida a ti.

Que dios te bendiga Galeno. O quien sea pero bendito seas porque he aprendido y desaprendido muchas cosas de ti.

Un beso, un abrazo y un te quiero en tu aniversario.
Que vivan los muertos.

domingo, 25 de octubre de 2015

572



Tengo fe en que llegará esa gran luz que me ciegue y me haga creer de nuevo en la realidad. Ahora solo creo en demonios guardianes, quimeras, bailarinas con vestidos hechos de flores, ciudades llenas de amor y lluvia, mucha lluvia, paseos interminables, de día, de noche, atardeceres, en sueños, con música que baila con el viento, en la memoria de los desconocidos y en las nubes, los pájaros y las raíces profundas que se alzan en el infinito; creo en las primeras oportunidades, en la suerte de los tontos, en las habitaciones con puertas a las estrellas, creo en los misterios más allá de los pigmentos y en el brillo que desprende la piedra de más de diez mil años, el cielo fluyendo bajo mis pies, personas que no entienden la ironía, dolores de piernas, de pies, de espalda, besos de una madre que lo curan todo y limpian las manchas de café, las calles silenciosas en plena hora punta, en las guerras terribles que se libran en una noche y dejan sólo un muerto; creo en las personas que creen en fantasmas como yo.

Yo traigo la fantasía y es en lo único que creo. Qué difícil se me está haciendo el día a día, cuando no veo nada que transformar, nada que crear, nada que imaginar. Que me estoy quedando vacía y gris.

Lo siento, necesito que vuelvas.

lunes, 28 de septiembre de 2015

571

Llevo dos días con ganas de vomitar y el cuerpo colapsado. Si está es tu idea de dar ánimos, no me hace gracia, no los quiero. Si esto es lo que ocurre cuando algo te importa de verdad... ojalá me arrancaran las tripas y el corazón. Tampoco las quiero.
Que estoy aprendiendo y moriré aprendiendo, pero no me refería a hoy mismo.
Soy presa de la ansiedad.

domingo, 27 de septiembre de 2015

570


Hola desde el otro lado. Quizás estés viendo todo el espectáculo desde el mejor de los asientos. Y quizás te está gustando. No se si también podrás ver mi interior; si puedes, comprobarás que es más bien un cataclismo, una tormenta eléctrica entre el pánico y el coraje. Estoy intentando quedarme en la frontera pero me es muy difícil. Todo está cambiando. Yo estoy cambiando. Me atropellan los sucesos y mis propias ideas y no se cómo actuar; mas estoy actuando. Sin pensar. Por primera vez estoy actuando sin pensar. Y es muy extraño lo que uno siente tras hacer algo de corazón, sin pararse a pensar si está bien o mal. Insólito.
Espero que no estés enfadado conmigo por lo que estoy haciendo. Aunque no lo creo. De hecho me gusta imaginar que cuando te confieso mis travesuras e irracionalidades me animas con expresiones como las que tu solías usar. "No seas boba corazón, todo saldrá bien, tu sigue así, lo estás haciendo bien". Estoy segura de que aunque no estuvieras de acuerdo conmigo me animarías a seguir mis instintos, lo que realmente quiero, que no razone tanto y sea más corazón y menos cabeza. Tu siempre fuiste así. Y si uno hace lo que realmente desea, nunca le dolerá el corazón. Nadie se arrepiente nunca de su auténtico yo. No debería. 
Ya sabes, aun estoy aprendiendo. Y creo que moriré aprendiendo.

Un abrazo, un beso y un te quiero.

martes, 8 de septiembre de 2015

569



Otra vez lo he vuelto a hacer. Otra vez está pasando. Otra vez me creo con derecho a juzgar la felicidad de los demás. La primera vez perdí a uno de mis mejores amigos y doy por seguro que le herí en el alma.. La segunda, casi tiro por la borda otra amistad; una segunda oportunidad . Esta tercera... No se qué hacer esta tercera. Puede que yo tenga aun más miedo que ella. 
Y sin embargo sigo creyendo.
No se qué hacer. 
Lo hago lo mejor que puedo.
Te lo prometo.
Tal vez debería vivir en una isla desierta lejos de las personas, 
sola con mis miedos y mi instinto de salvavidas

Como no se arreglar mi mundo trato de arreglar desesperadamente el de los demás. Patología del amor.

lunes, 7 de septiembre de 2015

568

Hace ya una semana que he regresado del pueblo. No he escrito nada del pueblo este año. Este año tampoco. Si he escrito desde él. En realidad ha sido muy revelador este mes de agosto. Comienzo admitiendo que salí corriendo de la ciudad más pronto de lo habitual; lo antes que pude, atemorizada y casi ansiosa. Llegar allí fue una carcajada de incredulidad. A pesar de mi huida de la ciudad y llegar al campo con las maletas llenas de pánico, he de decir que al primer soplo de aire con sabor a madera y tierra, se esfumaron todos mis demonios. Allí no tienen donde refugiarse; solo hay kilómetros y kilómetros de campiña, dorada y verde helecho. Allí es difícil guardarte algo en el pecho. Para bien y para mal. Hemos hecho muchas cosas; tantas, que no tengo la sensación de otros años, de haber perdido el tiempo, de no haber aprovechado mi estancia allí. Qué revelador ha sido este año. Digo que allí es difícil guardarse algo en el pecho porque cada día es más deslumbrante que el anterior, una nueva paleta de colores esperando ser admirada, horas y horas que pasan perezosas y deliciosas y te permiten admirar cada detalle de todo lo que pasa durante el día (y la noche). Qué magníficas son las noches en el pueblo. Qué largas y qué perfectas. Las estrellas, la luna, las calles vacías en penumbra a las cinco de la mañana, los amaneceres. Este año he visto el amanecer más fabuloso que puedo recordar. Sublime. Siempre en compañía, he de puntualizar. Los amigos del pueblo tienen la peculiaridad de ser exclusivamente del pueblo, y eso los hace aun más importantes. Eso hace aun más importante mi mes anual en el pueblo. Este año he aprendido que las cosas no son bellas por que duren. En su fugacidad reside su esplendor. Ese pensamiento me ha acompañado desde el primer día que pisé el pueblo y me pregunté qué sería de mi el último, cuando tuviera que regresar. No me reconocía a mí misma cuando en respuesta a mis divagaciones, no encontraba otra cosa que conformidad y satisfacción. Cuando pensaba en mi vuelta, no se me disparaba el corazón, no me temblaba el pulso, como otros años atrás. Al acercarse los últimos días, no tenía miedo. Y eso era algo nuevo. Era algo tan nuevo que no sabía muy bien como reaccionar. He llegado a pensar que quizás era porque mi pueblo ya no me importaba tanto como antes; pero eso no es así ni mucho menos. Esa extraña fortaleza que de pronto me rodeaba, venia acompañada de una nostálgica alegría, y de recuerdos de todo lo que he hecho este mes de agosto: Rescatamos a un cachorro abandonado, fuimos tres veces de senderismo (de hecho nos perdimos una vez), hemos hecho una barbacoa de disfraces, bailado en las fiestas, desayunado perrunas bajo la lluvia, cantar Frozen en karaoke mientras bebemos litronas, excursiones a la civilización, visto dos lunas llenas gigantes, fotografiado las estrellas, me han hecho un retrato, he estado en fiestas huyendo de un acosador, hemos recolectado huesos de animales, he hecho un mejor amigo de cuatro patas, estrechado lazos con mis primas, he jugado a voleibol, hecho sprints en mitad de la sierra, asaltado una granja abandonada, he jugado con cabritas bebés, presenciado atardeceres colosales, me he sentido útil, he llevado tacones por esas cuestas de dios, sesiones de fotografía de desnudo, de niños, de perros, me he leído cuatro libros, hemos arreglado el mundo en debates interminables que casi se nos une el sol, he ayudado a mi hermana a superar la primera gran borrachera de su vida, he pintado y dibujado, me he reído a carcajadas, he hecho de peluquera infantil, de diseñadora de ropa, de James Dean...  Es increíble lo que puede devolverte un tiempo bien invertido. 

En conclusión, es la primera vez que vuelvo del pueblo sin ganas de morirme y me siento muy orgullosa de mi misma. Porque aunque no sepa como explicarlo, siento que este mes es el que más voy a echar de menos de toda mi vida, y a la vez es el que menos daño me ha hecho de todos los que recuerdo. 


martes, 25 de agosto de 2015

567

Voy a dejar de seguir a las personas y a comenzar a seguir mis instintos, a fin de cuentas, son ideales verdaderos; no eternos, no duraderos, pero auténticos. Nadie se arrepiente nunca de lo auténtico.
Esta noche he aprendido que en las cosas más pequeñas e insignificantes se esconden inmensos cúmulos de fuerza y poder. La chispa más pequeña puede provocar el incendio más descomunal de todos. Y quién sabe. Quizás en una de esas chispas se esconde la luz que tanto busco. 
Y si no es así, si por error lo arraso todo y me veo rodeada de cenizas y cadáveres, si mis deseos se vuelven contra mi y se convierten en pesadillas... Respiraré. 
Alguien me dijo una vez que los problemas no deben atravesarnos como flechas, sino romper contra nosotros como suaves olas del mar, pues sólo así podrás empezar de nuevo.


Hay dos cosas que debes tener constantemente presente:
1. Todo está en continua evolución, cambiante, todo a tu alrededor se mueve y en consecuencia tu también, hoy eres blanco y mañana negro, eres una suma de experiencias.
2. Nada es irreversible, puedes cambiar lo que quieras, como y cuando quieras, puedes arrepentirte o no, puedes crecer o encoger, puedes atarte o abandonarte.
Repetirlo hasta que te lo creas.

domingo, 26 de julio de 2015

565

Y de repente en mitad de la conversación me ha dado un ataque de los míos y he sentido una añoranza terrible, descomunal. He comenzado a echar en falta a muchísimas personas, que por suerte no faltan, que solo están lejos, física, temporal y emocionalmente. Y me ha entrado pánico por que hablábamos del apocalípsis y me aterroriza pensar que no habre podido abrazarles de nuevo, o darles las gracias, o aprender más de ellos. En mitad de la conversación me he salido de mi cuerpo solo para comprobar lo muy lejos que estoy se todo el mundo, los kilómetros que yo y solo yo, he impuesto entre esas personas y yo. Y más miedo aún me ha dado el comprender que únicamente de mi depende el salvar las distancias y aliviar esta ansiedad. 
Pero hay personas a las que no debo regresar para quedarme, ni mucho menos, o seré víctima del "nunca es lo que pudo haber sido". Y ya sabes que la incertidumbre me destruye. Que la nostalgia sea un mapa, y la memoria una via de doble sentido. No está prohibido visitar el pasado, y traerse souvenirs al presente. Pues con ellos no olvidamos y aplacan esa añoranza y la sensación de tiempo malgastado que devora mis fuerzas y que a día de hoy y a esta hora, me esta consumiendo.

No me gusta hablar del fin de la humanidad, porque me lleva a pensar en estas cosas y al final lo reduzco todo al hecho de que he repartido pocos abrazos en mi vida. Y quizás ya no tengo tiempo, u oportunidades para volver a hacerlo.
Y quién sabe. Porque yo no.

sábado, 18 de julio de 2015

564


¿Sabéis esa escena que la gente monta cuando entra en pánico, en la que se tapa los oídos y tararea de forma frenética una cancioncilla buscando la forma de calmarse?

Bueno, pues esta es mi canción:


But i refused the red rose bush
and gave the willow tree
that all the world may plainly see
how my love slighted me
how my love slighted me

jueves, 9 de julio de 2015

563

A veces me pregunto si te arrepentiste de escribir esas palabras en el último minuto, justo antes de irte. No se si eras consciente de ello, eran algo ambiguas, pero muy duras. Muy duras. Se podría decir que te inmolaste, llevándote por delante a muchas personas cuando publicaste eso. No solo a las personas que aparecen insinuadas y mencionadas, también las que no aparecen. Todos querían formar parte de esa última carta y a la vez algunas rezaban por no aparecer. ¿Qué pasaba mientras la escribías?¿Porqué decidiste que lo último que dirías al mundo iba a ser algo que hiciera daño? Quizás ni te planteaste que pudiera herir a alguien; supongo que para ti era la última bocanada de aire antes de dejar de respirar. 
Eres el mayor misterio al que jamás me he enfrentado.

Ayer leí este blog entero, desde la entrada 1 a la 562 y vi que no te mencioné jamás en ninguna entrada, hasta que me dejaste, momento a partir del cual fuiste el destinatario de todas mis confesiones. No se cómo debo interpretarlo/me. Solo se que todo, hasta día de hoy, es producto de aquel momento. Y por ende yo también. Pero eso no arroja luz a ningún rincón de la inmensidad. Te escribo aquí queriendo iluminar un poco mi alrededor, si bien no siempre lo consigo. Recuerdo que tu también escribías para ti, a tu manera, muy fluido y coloquial, casi a modo de escritura automática. Pero yo no entendía nada, yo era muy pequeña y en mi cabeza reinaba el algodón de azúcar. Me hace gracia que tu fueras el único que conseguía leerme entre líneas. Recuerdo una yo vestida de negro, maquillada hasta las orejas y armada de pinchos y cadenas que miraba con odio a su alrededor. Pero tu me regalabas por mi cumpleaños gominolas, helados, no me dejabas dormir, me matabas a cosquillas, me llevabas a nadar a un lago, me llamabas princesa y corazón.
Me he desviado.

No he vuelto a leer esa carta, a veces me arrepiento de no haberla guardado, pero a la vez me alegro. A saber qué niveles de masoquismo habría alcanzado. O lo habría atribuido al romanticismo. Quién sabe. 
La cosa es que tengo la sensación de que mi conciencia y mi memoria me protegen al no recordar muy bien esa carta. Doy gracias a mi intelecto mediocre y a mi falta de retentiva. 
Me pregunto si te arrepentiste de escribir esa carta, pero presupongo que no. No eras tu muy de arrepentirte, creo que cada uno de tus pasos estaba medido al detalle aunque al resto del mundo le costara creerlo. Lo tenías siempre todo controlado y si algo se te escapaba jamás cundía el pánico. Como envidiaba eso de ti, y lo sigo haciendo. 
En esa carta decías cosas muy duras a muchas personas, aunque fuiste ambiguo como sólo tu sabías serlo. Es por ello que quizás no le di tanta importancia como lo hizo el resto, que trataban de descifrarla como si fueran a hallar una terrible verdad con respecto a ti. Como si ninguno de ellos tuviera secretos, rencores y espinas clavadas en el alma. Recuerdo que en una ocasión, un verano te enfadaste muchísimo conmigo, colérico como nunca antes te había visto. Qué miedo. Y yo no entendía nada (creo que tú pensabas que yo era más lista de lo que aparentaba y eso te enfadaba aun más) y nunca te pedí perdón cuando por fin logré entenderlo. No se si te arrepentiste de algo antes de irte, pero yo si que me arrepiento de muchísimas cosas. 

Dicen que la memoria exagera nuestros recuerdos y no podemos evitarlo. Que pocas cosas son tal y como las recordamos. Que influye nuestra experiencia, nuestros prejuicios y obviamente los sentimientos. Habrá a quien esto le disguste, pero a mi me encanta recordar mis ratos contigo como grandes hazañas y locuras que jamás volveré a hacer con nadie. Me da igual si en esa carta escribiste algo negativo con respecto a mi o no, que no supe interpretar. También le quitaré hierro a lo mal que me portaba contigo de pequeña, lo ingrata que era y lo nerviosa que me ponías, debido a mi colosal tontuna preadolescente. Me arrepiento muchísimo de no haberte correspondido ahora que soy consciente de cuanto me aportabas tu a mi.

He de confesarte que cuando me vienes a la cabeza en mis divagaciones, ya no me pongo tan triste como antes. A veces incluso sonrío para mis adentros y me siento dichosa, mirando a mi alrededor, como si tuviera algo que nadie más tiene; recuerdos donde tú apareces, experiencias que sólo tu me has garantizado y lecciones que guardaré como un tesoro.

A veces me pregunto si te arrepentiste de escribir esas palabras en el último minuto, justo antes de irte. Espero que no lo hicieras, pero ahora que ya no queda de ti más que el recuerdo y muchos trastos, espero que estés donde estés sepas que te equivocaste con muchas personas. Ya no serviría de nada arrepentirse, pero está bien darse cuenta de los errores de uno mismo, incluso cuando es tarde. No vas a arreglar nada desde allí arriba con respecto a tus errores en vida, pero estoy segura, de que podrás descansar mucho más a gusto por las noches si aceptas que cometiste un grave error dejando tras de tí tan duras preguntas.

Desde hace algunos meses ando obsesionada con la paz, con la mía. ¿Sería un error, si digo que se ha convertido en mi mayor prioridad en la vida?¿Sería una locura creer que dialogando contigo podré acercarme a ella, al menos, a la idea de paz?

Sonríeme y dame una patada de vez en cuando, necesito tanto cal como arena.
Un beso, un abrazo y un te quiero. 
Me he quejado de mi memoria torpe y exagerada, pero en mi mente ha quedado a fuego grabado el único "te quiero" y el mejor y más autentico que jamás he recibido de tí.
Yo también te quiero.

miércoles, 8 de julio de 2015

562



No sé si es que ya no tengo tanta paciencia como antes o si es que ahora tengo mucho más amor propio que hace cinco años. Pero no he aguantado más. No he sabido controlarlo ni llevarlo ni filtrarlo. Esta vez me he tapado la boca y me he largado. Sé que no hice lo correcto, pero los demás nunca lo hacen y estoy harta de justificarlos en mi cabeza para poder seguir conviviendo con ellos. En mi cabeza todo funciona mal, pero eso me permite sobrevivir. Como si ese fuera mi objetivo, o como si tuviera uno.

Hoy no te escribo una carta de las mías a mano, porque estoy realmente enfadada y uno no debe utilizar medios lentos para procesar una combustión. No hace ni dos horas que alguien me dijo que yo era insensible, que no había furia en mi interior. Oh, no sabe lo mucho que se equivoca. He ido acumulando a lo largo de estos años un arsenal de inquietudes y divagaciones que al no encontrar buen puerto se iban quedando a la deriva, en mi triangulo de las bermudas personal. Sí, yo me enfurezco, los contratiempos me dan rabia, las personas me hace montar en cólera y por supuesto que soy sensible. El simple hecho de cuestionar mi sensibilidad ya me cabrea. O quizás lo que más me cabrea es que haya quien se sienta conforme, pensando que la cólera y la furia son sentimientos legitimados y que tenemos la obligación de sentir, porque si no “es que no tenemos sensibilidad”. Maldita sea que asco, que rabia me da que mi entorno esté tan envenenado, tan negro, que la gente crea que es natural –y que por ello está justificado- el sentir odio.

El mundo está alimentado desde que nace con odio. Aversión. Un sistema de ¿defensa? O ¿de ataque? Un sistema de defensa convertido en un arma terrible. ¿Contra qué o quién? No niego que existan cosas que den mucho miedo, cosas que nos aterroricen hasta decir basta. Hasta obligarnos a atacar, supongo. Quizás por esto es por lo que está justificado odiar. Sentir ira. Pues en mi opinión es muy triste llegar a esa conclusión. Legitimar así una actitud negativa es como justificar las agresiones físicas en respuesta a una ofensa. A fin de cuentas, cuando descargas tu furia contra alguien, le estás agrediendo. Estás atacando, hiriendo. Creando más odio, más miedo.

El odio no es un sentimiento justificado, ni mucho menos. Ante el miedo, uno no debe atacar para defenderse del miedo, debe eliminar el miedo, hacerse fuerte. No crear un muro dentro del cual poder moverte con seguridad. Hacerse fuerte consiste en saber moverse con seguridad sea cual sea el terreno. No tener miedo te hace más fuerte. No sentir odio te hace más fuerte. La furia y la ira no te hacen más “sensible” y mucho menos más fuerte frente a las adversidades.

No sé si es que ya no tengo tanta paciencia como antes o si es que ahora tengo mucho más amor propio que hace cinco años. Sea como sea no me importa, porque sé que en mi interior, existe y siempre existirá ese triángulo de las bermudas al que mando a morir todos mis demonios y eso me hace feliz.

He conocido la paz. Porque he ido a buscarla. Es una paz fría, y a la vez acogedora. Me permite sumergirme sin ahogarme. Y no voy a dejar que nada ni nadie me aparte de esta paz, que si bien no es la más equilibrada me ha permitido reconciliarme conmigo misma. No, no será ese mi modo de caminar a través de las adversidades, sean del tipo que sean. Ni tampoco será mi final, morir cargada de odio y miedo, víctima de mí misma. Ser a la vez la única culpable, víctima y testigo.

Lo que más siento de todo esto, es tener que contradecirme, aunque no se si es odio. Creo que es pena, lástima. Aunque, como ya he dicho, las cosas funcionan mal dentro de mi cabeza. 

En cualquier caso, un abrazo, un beso muy fuerte y espero que sigas ahí. No se si los fantasmas pueden leer el pensamiento, pero sería fantástico, porque tendría muchas menos cosas que explicarte. Se me da muy mal. Crucemos los dedos



martes, 16 de junio de 2015

561

Socorro, ayudame, me he quedado sola con mis pensamientos y no se qué hacer. Está empezando a llover muy fuerte. Y truenan los demonios. Me agobio. Me ahogo. Quiero escapar de mi cabeza.

sábado, 13 de junio de 2015

560

Me pregunto por qué la esperanza es lo último que se pierde. Debería ser lo primero. Muchas personas habrían sobrevivido a día de hoy si lo primero que hubieran perdido hubiera sido la esperanza. Yo entre ellas. Habría sobrevolado tanta destrucción, sería tan feliz ahora... Sería una persona completamente distinta. Podría no estar vacía. Cuando existe el vacío cabe la posibilidad de llenar ese vacío. Ahí se crea la esperanza. Todos estamos un poco vacíos, otros más y otros menos. Si no, la esperanza no existiría. No habría esperado que te recuperaras, no habría esperado mejorar, olvidarte. No habría esperado a nadie nunca, y nadie habría podido herirme. La esperanza debería ser lo primero que se pierda cuando nos enfrentamos al futuro. Sería la armadura perfecta contra la incertidumbre. 
La incertidumbre me vuelve loca, me desespera, me exaspera, me desquicia y me desborda. Me convierte en alguien vulnerable y ridículo. Esto es porque siempre espero mucho, de mucha gente, da igual el nivel de relación que tenga con ellos. No dejo de esperar de los demás, ¿significará esto que soy muy dependiente de los demás?¿significará esto que no se avanzar yo sola?¿significará esto que me dejaste en mitad de la nada completamente perdida y dependiente de mi alrededor? Absolutamente si. No se dar un paso sin temblar de miedo. Me dejaste así de indefensa. Esa es la razón de que siga estancada: la esperanza, la incertidumbre, el miedo. 


Y tú que te creíste perfecta, equilibrada, experimentada. Ridícula.



PD: El otro día estuve en un concierto de La Maravillosa Orquesta del Alcohol y creí verte entre las luces. Fue mágico. Por un momento creí que me recomponía.

sábado, 2 de mayo de 2015

domingo, 8 de marzo de 2015

558


La verdad es la adecuación de nuestra interpretación 
de la realidad a la realidad que percibimos, 
y lo mio es una simple y basta mentira.

lunes, 2 de febrero de 2015

557



Hace mucho tiempo que no escribo. Que no te hablo. Este blog se ha convertido en una especie de medio a través del cual hablar contigo y conmigo. En parte no he aparecido por aquí porque he tenido un dedo roto y en parte porque no he tenido tiempo de respirar.

Pero mira, te cuento cosillas asi medio importantes que han pasado estos dos meses. Jugué en Córdoba contra Jaén y ensayé cuatro veces. Bueno, valieron tres, en una se me cayó el balón. Ese día fue pletórico, y me temo que no sabría decirte la fecha, no se me ha quedado grabada maldita sea. Tengo mala memoria para algunas cosas. 
Para lo que no tengo mala memoria es para decirte el día que me rompí el dedo, también jugando contra Jaén, en Jaén, un precioso sábado 13 de Diciembre. Y su consecuente operación el día 18. Qué terror. Qué pánico. Cuánto lloré de puro miedo. Y de pensar en el futuro próximo que me esperaba. Y que estoy sufriendo aún. Me operaron y me ensartaron en dedo con dos hierros a modo de tapón de sifón de botella de casera antigua. Ha sido una tortura. Ya no solo el dolor y las noches llorando de miedo porque no sabía qué me pasaba y porqué dolía tantísimo. Si y además me caí de bruces con los hierrecitos. En fin. No fue solo eso lo que dolió. Dolió echar por tierra meses y meses de trabajo de físico, rugby, entrenamientos, gimnasio, el parón (me había puesto hecha un toro, ¡levantaba 60kg en barra olímpica!) También dolió no poder dar el 100% de mi en nada todo este tiempo. Suena tonto cuando dices que no has podido hacer nosequé por que tienes un dedo roto, pero eso es así cuando nunca te has roto un dedo.

Como el año anterior, he vuelto a tener unas vacaciones y un diciembre convaleciente y con toda mi familia volcada sobre mí. Con lo que yo odio que la gente me mime, y me haga, y me pregunte, y esté todo el día encima mía. Con lo independiente que yo soy. Supongo y aunque suene a gilipollas, que el hecho de ser el centro de atención es otra de las cosas que más me han jodido de tener el dedo roto. 

Increíblemente y tras dos meses de muy duro trabajo y sacrificio, he terminado el primer cuatrimestre de mi primer año de carrera sana, salva y con todo aprobado (¡Incluso Arqueología!). Y la semana que viene empiezo el siguiente cuatrimestre. Estoy muy muy ilusionada. Me encanta empezar de cero, asignaturas nuevas, profes nuevos, una carpeta nueva, y encima se acercará el calorcito y yo estaré de mejor humor cuando avance la rehabilitación y vuelva a hacerme asidua al gimnasio y a miralbaida (por cierto, mi equipo va viento en popa, ¡mejor que nunca! Te harían los ojos chiribitas si vieras lo que tenemos entre manos. ¡Qué niñas!)

En fin. Todo ha estado muy muy negro estos últimos meses. Salí del año con el pie izquierdo, volví a entrar con el pie izquierdo y vamos, no noté la diferencia. Solo que tuve que apretar el doble.

Fátima y Nerea están bien. Y Camacho también. O eso creo. Me temo que les he desatendido bastante desde que mi dedo reclama todo el protagonismo. Y estoy ya harta, la verdad, admito que no me gusta que me mimen, pero a mi me encanta cuidar de la gente y me da rabia no estar más con ellos, poder hacer cosas con ellos y en general hacer vida social como me gustaría. Por otro lado ellos están también peleando sus batallas y trato de apoyarlos todo lo que puedo desde mi posición. No puedo descuidar los tres regalos con los que me dejaste, ya sabes, tengo una responsabilidad para contigo.

Dame fuerzas, dame paciencia. Y transmiteme un poco de tu sabiduría y alegría, porque estoy a punto de colapsar. Ya te lo contaré otro día. Hoy solo era actualizarte y que sepas que todo va lo mejor que consigo que vaya. Estoy tirando de todo lo mejor que puedo, te lo prometo. Y tratando que no me duela el corazón. 
Un fuerte abrazo estés donde estés, un beso y un hasta la próxima.

611

Ahora escribo en un cuaderno muy pequeñito todas las cosas que quiero ordenar en mis pensamientos. Lo llevo siempre encima, aunque much...