Ah, cómo hemos cambiado... Qué mayores somos y cuantísimo hemos envejecido... No me gusta nada eso de envejecer No es crecer, no es madurar, es empeorar. Es apagarse. Y yo quiero brillar hasta el final de mis días. Pero parece ser, que nadie quiere acompañarme hasta ese momento. Hay tan poco tiempo, tan poca pólvora y tantísimas oportunidades de meterle fuego a todo... Quiero quemarme a lo bonzo y por un momento, recordar que fui la cosa más ígnea y brillante del mundo. Recordar cuánto me quería y cuánta energía podía desprender, y que ahora sin embargo... Ha muerto.
Ah, cómo hemos cambiado...