He estado todo el día en silencio. Sola. Pensando. Y casi me ahogo.
Estoy cogiendo la costumbre de que al final del día, cuando ya nadie me mira, me escabullo y salgo corriendo lejos de mi cárcel. Respiro hondo, miro al cielo oscuro y resignada, vuelvo a casa para asumir que, no se de qué forma ni en qué momento, me he convertido en una adulta.
A veces estas tan solo, que solamente tiene sentido.