Cuando sientes que me acabo, es solo por que me diste las espaldas, pero volveré a llamar a tu puerta y entonces desearás que me vaya.
Antes te echaba de menos y ahora temo que este miedo no termine nunca. ¿Y que hago?¿Dejo de pensar en ti?¿En cómo estarás?¿Si habrás llegado bien?¿Me centro en disfrutar, sonreir, comer y beber como si nunca te hubieras marchado?¿Cómo si en cualquier momento pudiera descolgar el telefono y tenerte al otro lado? Es demasiado egoista, incluso para mi.
Esta bien, lo admito, no supe apreciarlo.
La madrugada, no tiene corazón.
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