A veces siento que las cosas que me propongo son como querer detener la salida del sol. Las expriencias terrenales se me antojan una recuerdo borroso del que sólo puedo sacar impresiones. Ahora que se que necesito el contacto de las personas para tranquilizarme, me siento más débil que nunca. Vulnerable. Quizás debería parar y apagar.
No me voy a morir.