martes, 31 de agosto de 2010

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Era como un pajaro.
Como uno muy grande, lleno de colores y energia. Volaba, batia mis alas con fuerza, disfrutando de cada corriente que me colocaba entre lo terrenal y lo celestial. Atravesaba las nubes sin piedad y los rayos del sol se abrian como suaves y calidas cortinas ante mi vuelo. Respiraba el aire puro y dulce que solo se respira entre los montes, alimentando mis ojos de preciosos campos de miel y aceituna. Me reia de quienes solo sabian andar y resoplar, mientras mis alas resplandecian con cada uno de mis movimientos.

Ahora aferro con fuerza y resignacion la barra de madera bajo mis garras. Y clavo mi furiosa y, al mismo tiempo, triste mirada en las rejas, frias como el hielo. Con la esperanza, de que la puerta de esta asfixiante jaula vuelva a abrirse y a permitirme retomar el vuelo.
Un delicioso y efímero vuelo que me duele recordar.


Claustroflonelyness. Y lloré. No por ti, ni por ellos. Por recordar.



Odio la ciudad.

1 comentario:

  1. Me a encantado conocerte, ya cuento los dias que quedan para volver a estar junto a vosotros ^^

    Tal vez llegue el dia en que el vuelo deje de ser efimero, y saborearemos el dulce nectar del aire mientras batimos nuestras alas :P

    Tienes potencial, estamos destinados hacer cosas grandes, la ciudad puede cambiar a nuestras anchas y volverse un precioso paraje, nunca lo olvides :D
    TQ!!! BsSS!!

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