miércoles, 24 de agosto de 2016

605

Soy un siniestro rompecabezas. Cuando por fin creo haberme resuelto, descubro una imagen terrible de mi misma y siento una imperiosa necesidad de romperme en mil pedazos para no ver mi ser lleno de taras y deformaciones.

Tiendo a relacionarme con malas personas porque ello me permite ser mala y no sentirme culpable por ello. Puedo ser egoísta, irónica y cruel sin que al día siguiente quede en mi un atisbo de ello. Las buenas personas no se merecen ser maltratadas y quizás es una forma de limpiarme las impurezas para así poder mostrar mi mejor cara a las personas que quiero de verdad. No se hasta que punto este método es ético. Tampoco se si es útil. Pues ahora mismo, me he llevado a la cama toneladas de maldad y me siento muy pesada. Sucia. Porque no controlé mi consciencia y fui una víctima de mi propia estrategia.
No se si quiero ser quien soy. No estoy segura de que sepa quien soy. Me doy desagradables sorpresas contantemente y quiero creer que mi auténtico yo esta bajo esas toneladas de desorden y caos.

Tengo que elaborar un mejor plan para deshacerme de todos mis demonios. Uno que no contemple la idea de irme con personas malas a gastar balas disparando al cielo para tener el cargador vacío cuando esté con las personas que quiero. Deshacerme del arma.

Siempre me doy segundas oportunidades. De eso va mi vida.

martes, 26 de julio de 2016

604

No naciste para servir al mundo según las reglas. No sirves para memorizar datos y utilizarlos. No eres lógica. Eres impulsiva. Tu cabeza está en constante ebullición y no para de transformar las cosas constantemente. No puedes evitarlo o intentar pararlo. Eso te destroza. Tienes que mancharte, tocar, sentir con tus propias manos esas ideas mutando frenéticamente. Electricidad que surge en tu cabeza y busca una toma de tierra donde plasmar su energía.
No estas hecha para servir al mundo. Estas hecha para transformarlo. Naciste con esa capacidad de transformar el gris en color. No reniegues de ese don. No quieras encajar en este mundo maltrecho.

Supervivencia, cosmovisión y arte.

Gracias papá.

domingo, 22 de mayo de 2016

603

Últimamente soy especialista en las retiradas a tiempo. Antes de hacerme un daño irreparable, me retiro. Aunque esté desarrollando una sorprendente capacidad de restauración, es mejor invertir el tiempo en reinventarse que en arreglar cada destrozo del corazón. Viendo que lo anterior era débil, para qué recuperarlo. Por qué no probar la elegante indiferencia. No hagamos el ridículo caballeros. Obviemos los sentimientos.
Me he vuelto especialista en saber cuando debo retirarme, parar, no forzarme, no exhibirme y provocar mi destrucción. Autodestrucción. Evitémosla. Obviemos los sentimientos.
Esta bien eso de ser tu propia heroína, y alejarte tu sola del peligro sin bombas nucleares estallando entre las costillas. Saber que eres capaz de actuar según tu instinto de supervivencia y no según esa voz que te pide a gritos que te tires por cada precipicio que veas, o que te enamores de cada rayo de sol que te toque. Es agradable. Y útil. Y práctico.
Se acabó el romanticismo.


Tu no querrías esto. Imagino que no querrías que yo fuera así. Pero yo tampoco querría que tu estuvieras allí, en vez de aquí impidiéndomelo. 
Un beso, un abrazo y un te quiero estés donde estés.

domingo, 8 de mayo de 2016

601

Lamassu

He pasado de tener pesadillas a no tener sueño. A dormir a deshoras y consumirme demasiado por poco. Sólo tengo un triste álamo al que han cercado las raíces y podado hasta la copa. Ya no hay piedras a las que retirarme, ni baños con cerrojos suficientes para aislarme bajo litros y litros de agua. No hay puestas de sol impolutas a las que jurar un hasta mañana, ni estrellas fugaces que vuelen a ras del suelo, barriéndome el polvo.
No.
Ahora tengo un pequeño corazón que por las noches late sobre mi esófago. Una mirada brillante y triste como la luna pero cálida como un abrazo y suspiros que parecen que entienden porqué dudo de mí misma. Y se compadecen. Es un espíritu que a veces se acurruca llenando el vacío de mi estómago y me recuerda que mientras el resto del mundo se tiene a sí mismo, yo le tengo a él para desgarrarme la nuca si escondo la cara. Ha aprendido desde que era una idea, a ser bravo y valiente, mientras que a mi me faltan manos para construir murallas a mi alrededor. El azabache es el nuevo sol que guía mis pensamientos.
Ya no duermo por las noches de lo mucho que le necesito. Me duele el cuello de asomarme bajo la cama para cercionarme de que sigue ahí, esperando el momento en que el silencio se rompa con un "te quiero" e hipsofacto avalanzarse contra mi insomnio.

No, ya no hay nada de lo que había antes. Ya no hay imperio alguno, ni catedrales, auroras, valles o poemas. No hay ni un mal plano que permita su reconstrucción. Ahora reina un vacío cubierto de cenizas, el silencio y un espíritu guardián.

Marineros del destierro no dejéis de navegar por los que se fueron pero están.

martes, 26 de abril de 2016

600

Lo que nos amenaza de verdad y cuesta más de combatir es algo que procede de nuestro interior. El impacto y el dolor de una pesadilla pueden ser mucho mayores que el de un puñetazo. 
Asimismo, a veces lo que duele no es tanto ese puñetazo como la emoción tras él...

Para poder escondernos de las brujas teníamos que escondernos bajo los cadáveres
que se esparcían por el campo y  los que aun estaban en sus casas, pero no podíamos dejar de huir,
sin embargo era un miedo tan nebuloso que no había forma de escapar de él.


y no hay forma de huir



no hay forma de huir


y no hay forma de despertar


Quiero creer que me he vuelto muy sensible e influenciable.

domingo, 10 de abril de 2016

599


Sobre mi cabeza tengo 12 galaxias, un lamassu, a Annibal cruzando los Alpes, a Ophelia muerta, recuerdos, entradas de teatro, billetes de tren, un estadio de rugby, poemas caóticos, frases en latín, flores, mariposas, uno de los besos más famosos de la historia...
Tengo un lobo guardián que me protege por las noches no dejándome dormir y durante el día es mi sombra. Me muerde las manos y los pies, no me deja estarme quieta. A veces es capaz de meterse en mi cabeza y me arranca la tristeza de un ladrido, aunque es igual de fugaz esa alegría que me contagia. Me gusta darle besos cuando duerme porque siento latir su corazón bajo mis manos y su calor acariciando mi cara. Me llena el pecho de esperanza cuando le contemplo y de pronto se despierta y me mira "¿Por qué no luchamos?".

No estoy vacía del todo, tengo demasiados amuletos, demasiadas cosas que proteger y mucho amor repartido entre demasiadas cosas. Y demasiadas personas. A veces no lo controlo y se lo cedo a quien no debo. Me da dolor de cabeza y de pecho. He comprendido que soy tan humana como el resto, que me enamoro ciegamente y que defiendo mi amor como una madre loba, a bocados y zarpazos. Eso tampoco lo controlo. A veces me muerdo a mi misma cuando quiero herir mis sentimientos y hacerlos desaparecer. Y me vuelvo loca. Me hacen pasar días como hoy, temiéndome a mi misma hasta enterrarme en la cama, mientras mi cachorro me vigila "Tranquila, yo te protegeré, nadie te molestará." 
Soy una pésima madre. Y amante. Y amiga. E hija. Pero los días siguen pasando, y yo me sigo levantando con las persianas, pensando que hoy será un buen día. 

Espero que pronto llegue el día en que deje de tener miedo de lo que siento, de sentir con mesura, de no excederme en mis pensamientos. Hay futuros que no merecen tanto sufrimiento.
Homo homini lupus.

Hace mucho tiempo que no te escribo ni una maldita carta.


domingo, 3 de abril de 2016

598

Aun no se cómo lo hiciste, pero lo hiciste. 
Enhorabuena Cristina, has llevado tu odio a un punto que jamás imaginé. 
No se si sentirme orgullosa o avergonzada de ti. 
Depende de tu próximo paso.

martes, 29 de marzo de 2016

597

Sueños muy recurrentes últimamente:

Me pierdo en un supermercado inmenso que está a punto de cerrar. Quiero comprar muchísima comida deliciosa y caprichos que me gustan y veo en los expositores, pero me da la ansiedad porque no debo hacerlo, porque luego no podré llevarlos a casa y tendré que esconderlos o comérmelos muy rápido por el camino. Acabo corriendo a toda prisa por los pasillos con el monedero en las manos, viendo cómo se apagan las luces y cómo al final, salgo por la caja sin comprar nada, con ganas de llorar y llamándome idiota a voces. Estoy rodeada de personas que yo se que han fallecido, pero sin embargo éstas siguen vivas. Interactuo con ellos siendo consciente de que eso no es posible, pero me dejo llevar e intento disfrutar de su compañía, sus voces... Siempre estoy en un sitio que reconozco, mi casa, la casa de mis abuelos, mi casa del pueblo... pero siempre está distorsionado o las cosas cambiadas de sitio, lo cual me crea mucha inquietud. Voy corriendo de un sitio a otro desconcertada mientras sigo escuchando cómo estas personas conversan conmigo. Me agobio mucho porque no se salir, ni encontrar lo que busco, y al final acabo llorando frente a estas personas que intentan consolarme. Se me llena el pecho de nostalgia, se enturbian las imágenes. Estoy en un jardín inmenso, de noche, está iluminado con farolas y tengo que atravesarlo, mientras mato personas que aparecen de la nada que me quieren atacar. Tengo todo un arsenal, cuchillos, pistolas, shurikens, martillos, una pistola de clavos... Pero no mueren con facilidad, se vuelven a levantar, lo que me genera un pánico tremendo. Me persiguen, tengo que atacarles varias veces para que mueran definitivamente. Soy consciente de que no puedo escapar, de que no voy a salir del jardín, así que me concentro en matarlos a todos, esconderme para emboscarlos, esquivar sus ataques. El sueño acaba cuando de pronto algo me hiere, y duele, caigo al suelo y veo como todos, incluso los que creía haber matado, vienen hacia mi. El pánico me invade. Estoy conduciendo el coche, y hago maniobras muy temerarias, pero me siento muy segura de mi misma y no me importa. Cuando por fin llego a mi destino, el coche no frena, la palanca del freno de mano está rota, o piso por error el acelerador en lugar del freno y destrozo el coche. Yo no sufro daño, pero no puedo bajar del coche, porque éste sigue en movimiento, y no puedo pararlo. Llamo la atención, la gente me grita, y no se como arreglarlo porque me siento atrapada y sólo puedo pensar en cómo van a reaccionar mis padres. Estoy en un campo, o un edificio enorme. Hay muchísima gente, y yo estoy haciendo algo, me interrumpen, y tengo que salir corriendo. Esta noche ha sido una tormenta de arena que me obligaba a buscar refugio para mi y mi ganado, porque era pastora. El otro día fue que tenía que llegar corriendo a mi clase, pero tenía que atravesar clases atestadas de gente y ruido, y pasar por encima de ellos molestando y sintiéndome un estorbo. Otra vez era mi propia ciudad y tenía que llegar corriendo a una tienda antes de que cerrase y me perdía, y se hacía de noche y no sabía volver. Otra vez fue que tenía que coger un avión, pero estaba en mi pueblo y no había hecho la maleta, daba carreras por la casa, inusualmente enorme, llena de patios, echando y sacando cosas de la maleta porque no me decidía y me agobiaba. La casa estaba llena de zombis y tenia que salir corriendo sin que me vieran, cargando las maletas y con la sensación de que olvidaba algo, y de que iba a perder el vuelo. Otra vez soñé que estaba en una plaza enorme, llena de gente y de vida, un sitio precioso. Quería llevar a mis amigos a un sitio genial, y cuando por fin llegábamos, había pasado el día y se tenían que ir todos, dejándome sola. Llego una hora tarde al psiquiatra, el cual se ríe de mi, enfadado y recalcando lo torpe que soy. A mi familia se le olvidó despertarme, y por eso no llegué a tiempo, pero eso no le vale de excusa. Le parece una falta de respeto y no quiere volver a verme, me odia y yo lloro muerta de miedo y de vergüenza, mientras mi madre y mis hermanos son indiferentes. Él se va dando un portazo y yo lloro y grito muy enfadada. Estoy en unos grandes (infinitos) almacenes, mirando cosas. Voy buscando una cosa, pero no se qué cosa es. Doy vueltas, como por un laberinto, mirando todos los productos, que van desde telares, hasta utensilios de cocina, ambientadores de coches, ropa, cafeteras, colonias, productos de limpieza... Todo es carísimo, pero quiero algo, aunque no se el qué, porque no quiero gastar mucho dinero. El dueño me dice que si no voy a comprar nada que me marche, y yo al final no compro nada y me voy triste y frustrada. Mi madre se muere y yo no puedo dejar de llorar. Mi hermana pequeña no llora y me abraza, vamos a ir al funeral y hay que estar presentables. Mis tíos paternos me dicen que llorar no sirve de nada y mi hermano, sale de su habitación preguntando que qué pasa, que a dónde vamos. Me lleno de rabia y lloro aun más, sintiendo que me va a explotar el pecho. 

Es tan confuso como parece. Nunca vienen solos, siempre van mezclados. Si coges todo esto y lo metes en una batidora se convierte en los motivos por los que no duermo a gusto desde hace meses. Se me atraganta el exceso de recuerdos, la muerte, los espacios enormes, la ansiedad y la indecisión. 

miércoles, 2 de marzo de 2016

596

Hola Cristina. Cuando leas esto dentro de unos meses, o años, quiero que recuerdes este sentimiento de serenidad que ahora te invade.
Te recuerdo que eres todo drama, una romántica de mucho cuidado, inocente cual bebé y bastante insufrible cuando te lo propones. Y cuando no.
Pero también te recuerdo que no eres inútil, ni de piedra, ni mala persona. Puedes hacer las cosas bien, fatal y a veces muy bien. Formas parte de ese 100% de la humanidad que no es perfecto.
Te recuerdo también lo que una vez te dijo un buen amigo, que la rueda sigue girando y que puedes volver a subirte cuando te veas con fuerzas, no entres en pánico a cada tropiezo. Que la vida es un constante ir y venir de emociones y nunca es el fin del mundo si no te dejas vencer.
Cuando me leas dentro de un tiempo espero que seas capaz de recuperar esta invasión de valor y positivismo que hoy te ha secuestrado y que no te haga falta hablar con un psiquiatra para recuperar las ganas de vivir.
Para eso estas rodeada de personas que te ayudarán, lo mejor que puedan y sepan sin cobrarte 50€ la hora. Se agradecida y ten consideración con ellos. Tienes la suerte de ser querida.
No pierdas los nervios, no te dejes tragar por la tristeza, no te comas las uñas y no distorsiones la realidad.
Y ya sabes que no todo son "no". No se trata de atarse las manos para no arriesgarse.  Se valiente, se constructiva, evoluciona. Ten paciencia y quiere por encima de tus posibilidades.
No se si cuando leas esto ya habrás encontrado tu razón de existir o si simplemente te estarás ocupando con algo que ahora mismo te parece fascinante. Sea como sea, hagas lo que hagas, hazlo con todas tus ganas. Aunque dure un suspiro. No tengas miedo de las caídas. Al final siempre se firma la paz y al final siempre es el principio.
Cristina, espero muchas cosas de ti, espero que algún día las consigas y espero que te las merezcas de verdad.
Como dijo Pablo Picasso, que la inspiración te encuentre trabajando. O algo así.
Menos mal que no me explicaste como sobrevivir a esto. Lo estoy aprendiendo poco a poco.

Fmdo: Una resurrección espontánea 

domingo, 28 de febrero de 2016

595

89 días tomando Deprax 
79 días con perro
59 días desde que deje la carrera 
1945 días desde que te fuiste 
8030 días dando palos de ciego

Cada día que pasa soy menos que el anterior. 
No soy suficiente para nadie. Nunca lo seré. Ni para ellos ni para mi. 
Nunca seré lo que una vez fui, no sé qué puedo ser. 
Lo hago lo mejor que puedo, te lo prometo. Pero no es suficiente. El tiempo sigue pasando, la rueda sigue girando. No conozco nada mejor que esto. Hasta ahora todo ha sido mentira, negación, ignorancia. Quiero apagar e irme. Dejar de pretender hacer cosas que no soy capaz de hacer. Quiero rendirme y no puedo. No por que sea valiente, constructiva, ni porque haga de tripas corazón. 
No puedo rendirme por el pánico a destrozarlo todo. 
A todos. 
Toda mi vida negando que me tengo miedo.

¿Cómo lo hacías tu? 
No me enseñaste a sobrevivir a esto.

611

Ahora escribo en un cuaderno muy pequeñito todas las cosas que quiero ordenar en mis pensamientos. Lo llevo siempre encima, aunque much...