Ellas y ellos...
A veces los conflictos de género no son solo entre hombres y mujeres. Son hombres, mujeres y la sociedad. La sociedad, como un género aparte. Un género que no sabe dónde meterse. La sociedad también sufre del machismo y el feminismo. Que déspota es pensar que al decir que se sufre el feminismo estamos siendo machistas… Y sin embargo decir que se combates el machismo tiene un sentido positivo, ¿no? suena a progreso a evolución. ¿Por qué tiene que verse la gente en dilemas como estos? Al cabo de los años y los siglos hemos creado dos únicos bandos en los que o nos situamos en alguno o estamos siendo demasiado utópicos.
Muchas empresas se ven obligadas a contratar antes a una mujer que a un hombre, con la finalidad de no ser tachados de machistas, ni ser denunciados (en el caso extremo) por la mujer que no ha conseguido el puesto. ¿Y ese señor que no logró el empleo?¿Tiene derecho a denunciar a la empresa por dar preferencia a una mujer solo por su género? Le dirían que su caso es uno entre un trillón y que no tiene relevancia. La autora tiene razón cuando hace mención de la injusticia que se hace sobre los hombres.
Junto con la evolución científica, tecnológica, industrial y cultural, ha habido mujeres que han sabido correr a la misma velocidad que el progreso del mundo; al contrario de muchos hombres que ya creen que han avanzado suficiente, como hombres que son.
Esa mujer que antes tenía que pedir a permiso a su marido para abrirse una cuenta en el banco, hoy en día puede dirigir un banco. Antes, era ella quien debía de quedarse en casa cuidando de los niños y la casa, y ahora las hay que crían a sus hijos solas, trabajan en horarios abusivos; o que no están solas, que tienen que mantener a sus maridos, porque, por las circunstancias que sean no tiene empleo. Quizás no lo tenga por que el puesto al que optó se lo llevó una mujer. La empresa no querría parecer machista. No me extraña que cada bando quiera tomarse la justicia por su propia mano. Y como a casi nadie le extraña esta conclusión, muy pocos son los que creen que todavía se puede hacer algo por igualar la balanza. Para empezar creo que habría que bajarles los humos a ambos contendientes, claro que ¿Quién lo haría? ¿Un hombre o una mujer?
Habría que empezar a crear a ese hombre, o esa mujer… A esos hombres y a esas mujeres que en futuro quizás salven al mundo de estas desigualdades tan banales y que causan tantos problemas a tanta gente. El proceso durará muchos años más, porque primero habría de surgir alguien que tuviera bien claro ese concepto de igualdad, que llegara a tener el suficiente poder como para educarnos en esa idea y podernos guiar por el camino de la cooperación entre hombres y mujeres; de esa forma, se crearía una sociedad en la que no habrá machismo, ni feminismo, solo personas.
La educación fue, es y será la base de todo lo que conocemos hoy en día. Sin ella no habría habido progreso alguno. Creo que hemos hecho mal uso de esa educación, condicionándola a nuestros caprichos y prejuicios. Con esto me refiero a hechos como por ejemplo, al tópico de que a la niña se le atribuye el color rosa y a los niños el color azul en las revistas de juguetes. A los chicos se les regala ordenadores, videojuegos y balones de futbol y a las chicas se les ofrece ropa, joyas y muñecas. ¿Acaso los chicos no se visten?¿Las chicas no hacen deporte? Los padres quieren que sus hijos sean hombretones, varoniles y atléticos. Y que las niñas sean dulces, alegres y cariñosas.
Estos prejuicios han ido destruyéndose con el paso del tiempo, pero mentiríamos si dijéramos que queda poco para alcanzar la meta. Esta es una de esas ocasiones en las que deberíamos destruir los cimientos para poder construir de nuevo sobre los escombros, o si no, nos va a costar mucho avanzar.
Para algo que hago bien, creo que merecía la pena subirlo...
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