Mañana a las nueve de la mañana cojo el tren por primera vez en mi vida. A las tres menos cuarto tomo el primer avión de mi vida. A las cinco y media de la tarde, piso por primera en mi vida vez suelo extranjero. Por primera vez en mi vida me voy a sentir vulnerable en todos los aspectos de mi vida. Tan vulnerable como independiente. Voy a dormir cinco días en un barco-hotel y a ver una de las ciudades que considero más hermosas de Europa. Nos voy a hacer hincapié en lo que todo el mundo supondrá, que estoy más nerviosa que un flan. Me he hecho una chuleta con frases y palabrejas en checo que no se si llegaré a usar o a memorizar. Va a ser la mayor primera experiencia de mi historia. Por fin podré olvidarme de todo. Podré dejar aquí en España mil problemas que llevan atosigándome desde hace varias semanas y... Bueno, la sensación me durará solo cinco días, pero qué demonios, voy a hacer que merezca la pena. Ya se me estrelle el avión, se me pierdan las maletas, me roben las coronas, el dinero, la ropa, pase frío o calor, me muera de hambre o no...
Solo tengo un plan. Me voy a Praga.
Se ve todo tan lejano... Parece un sueño.
Ahora si que tengo miedo de algún día olvidarlo todo, de no recordar detalles. Esperaba poder acostarme en junio y despertar en septiembre, pero creo que jamás volveré a tener ese sueño.
Creo que esa es una de las razones por que la jamás seré capaz de perdonarte. Me arrancaste un sueño y nunca me lo devolverás. Suena egoísta, pero la verdad duele. Tu ya sabes de lo que hablo.