martes, 28 de diciembre de 2010

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Hace poco me eché una sesión fotográfica completamente desnuda.
Lo hice pensando que de esa forma me desacomplejaría lo suficiente como para querer comprarme un vestido de fin de año con el que enseñara las piernas y los brazos, sin arriesgarme a sentir bochorno cuando me paseara por la tienda buscando mi talla. 
Siempre suelo descubrir detalles realmente hermosos de cosas corrientes, feas, vulgares o simplonas a través de la fotografía. Y creí que funcionaría conmigo. Produce un pequeño avance, el estar más de dos horas encerrada en el baño, mirándote al espejo, contemplando cada pliegue, curva, sombra, pelo y lunar que hay en tu cuerpo, y retratándolo, para que no se te olvide que está ahí y que ahí seguirá para siempre. Te guste o no. 
Muchas veces he dicho que si me cortaran la barriga y las piernas en lonchas África dejaría de pasar hambre. Mi madre y mi hermana son las que más me han oído decir eso a lo largo de mi vida. Y siempre resoplan y luego se ríen. Pero ni yo consigo adelgazar ni África deja de pasar hambre. 
Siempre sufro cuando voy a comprar ropa. Buscando una talla 46 o 48 mientras estoy rodeada de chicas que tienen montones y montones de ropa en los brazos de la talla 38, S, M, 36... Me entran ganas de llorar en los vestuarios cuando unos pantalones se me quedan atascados bajo las caderas a pesar de ser de mi talla y mi madre se empeña en ir a una tienda de señora mayor cuando tienes 15 o 16 años.
Siempre he odiado mi cuerpo. Me he pensado muchas veces en operarme. Más pecho, menos volumen en las caderas y el estómago, piernas más estilizadas... 
Intento tomármelo con humor cuando hablo de ello con cualquiera. Y me entran ganas de soltarle esta retahíla de argumentos cuando oigo a alguien decir: Tu no estás gorda mujer... 

Quizás esa sesión fotográfica no me sirvió para descubrir algún estrago de belleza en mi cuerpo que me hiciera valorarme más a mi misma. Pero me dejó bien claro que peso 82 kg, mido 1'74 cm, tengo una talla 46, tengo espaldas para cargar sacos de cemento y que tengo más curvas que la carretera del Muriano. 

He conocido a gente que incluso ha llegado a cabrearse conmigo seriamente por manifestar esta opinión que tengo de mi misma. No me sirve de nada que mi familia y amigos me digan que estoy bien, mientras que un médico con carrera especializada me dice que tengo sobrepeso de nivel 2. No me vale el decir: Eres una chica de complexión grande, tienes los músculos desarrollados o es que eres de caderas anchas. No, eso no me vale ni de coña.
Me es más útil meterme en una habitación con un espejo y mi cuerpo que oír palabras de consuelo que no coinciden con lo que realmente pensáis cuando hacéis los dos segundos de silencio y observación, seguidos de un suspiro y una sonrisa falsa y las palabras: Eres de complexión grande.

El mundo está metido en una talla 38 cuando hay miles de millones de chicas que como yo, no comprenden por que la gente sigue empeñada en hacernos ver que las que estamos mal somos nosotras y no ellas, las que miden 1'80, tienen una talla 32-34 y un pecho de la 70. Los canon de belleza dan asco realmente. Son jodidamente dañinos. Hacen llorar a cualquiera que lo incumpla por que está destinado a ir a tiendas especializadas por sobrepasar un par de tallas.

Es limitarte para casi todo realmente. No te atreves a nada por que crees que lo primero que pensará la gente al verte será: Joder, para rodearte hay que coger vacaciones. 
No te atreves a arriesgarte con nadie por que eso solo pasa en las películas y en esas películas solo aparecen en esa situación (que ya te gustaría vivir a ti) actrices tipo Cameron Díaz, Penélope Cruz, Angelina Jolie o Megan Fox. Te las ponen como si fueran chicas normales, corrientes, con problemas y realmente lo tienen todo prácticamente resuelto con una sonrisa impecable, una piel inmaculada y un tipazo que lo flipas.

Como iba diciendo antes de atacar al mundillo en el que me suelo refugiar cuando me siento puteada por la vida real... 
Tengo un complejo más grande que el Coloso de Rodas, y creo que no se me va a quitar en mi vida. Y que por culpa de ese complejo inamovible voy a perderme las cosas más bonitas de mi vida. Por que me veré limitada por esos 10 kilos de más, o esas 4 tallas que me sobran y diré: Confórmate con lo que tienes, por que es lo que vas a tener el resto de tu vida.
No saldrás en una película, ni protagonizarás un anuncio de colonia, o un anuncio de ropa interior, eso está claro. Jamás podré librarme de ese nerviosismo, ni de la vergüenza o la idea de "no lo flipes, las hay mejores que tu" cuando alguien se interese por mi. 

Menos mal, que has aprendido a fingir.

Naora misa chica fi... Na nari o, na nave o, na nao re...



5 comentarios:

  1. la belleza es efímera, la creatividad y la riqueza interior es un don, potenciable con el tiempo.
    No es un consuelo, sino una sana realidad.
    No fingas... porque te lo perderás todo.
    Fuerza y suerte
    Feliz año!!!!!

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  2. Odio toda la superficialidad del mundo actual. Los canon de bellezas son además de dañinos, son estúpidos. Seré un tipo raro, pues yo prefiero antes a una chica natural como tú a una chica de plástico como las que citas. Y tal como comenta el de arriba, añoro la riqueza interior y la sensualidad con la que me habla, como me mira una chica, mucho más que le físico.
    Espero que mi comentario te de fuerza y te haga quererte más a tí misma.
    Un saludo y felices fiestas!

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  3. ¿Que te sobran kilos? Pues es posible, al menos para los estándares actuales. Pero piensa: chicas con tipo las hay a patadas, pero mujeres con la cabeza amueblada y esa fuerza mental/moral que radías tú... eso escasea mucho más (mujeres y personas en general). No te ofusques. A cierta edad importa más la pareja como algo que pasear, como fuese un accesorio, pero conforme la peña empieza a madurar te das cuenta de que, sí, el aspecto no es lo de más. Y por mucho que a ti no te guste, encima habrá quienes no les apetezca estar con una sílfide (hay quienes no queremos una chica que parezca que se va a partir como la cojas demasiado fuerte), con lo que encima te disfrutarán por partida doble. Créeme, con la cantidad de personas que hay en el mundo, te vas a encontrar de todo. Sólo tienes que fijarte bien y no echar a perder por miedos a la persona adecuada.

    Y lo he visto... Y solo tengo 21 años. Aguanta las tonterías de los demás, que luego todo llega.

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  4. Lo que peses está bien mientras no afecte a tu salud, ya sea física o mental.

    Yo sé que una vez más estoy metiendo las narices donde no me llaman, pero me he sentido impelida a postear algo aquí, estando en contra como estoy de la superficialidad...

    La belleza es, como tantas otras cosas, un constructo social. Al final, si lo piensas, te das cuenta de que todas acabaremos con las tetas por los tobillos y todos acabarán con barriga cervecera, y seremos pasas arrugadas y, con un poco de suerte, felices. Lo que importa es tener, como dice Art, la cabeza bien amueblada.

    Cuando alguien que merezca la pena te encuentre, créeme que le dará igual que peses 50 kilos o 100. Te lo digo por experiencia ;)

    Y te dejo algo que igual te sirve...

    http://weird-world-of-wonders.blogspot.com/2010/01/hay-que-follarse-las-mentes.html

    Saludos ~

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  5. Bueno pues nada, es algo necesario para mi comentarte a pesar de los comentarios anteriores y que puede que, realmente, las palabras de apoyo que te redactaré a continuación no te interesen lo más mínimo pero ahí van:

    Para empezar solo diré: Te entiendo. En serio, yo también tengo que embutirme en camisetas XL y en pantalones de la 44. Peso exactamente 92 Kilos y mido 1.83. Doy gracias a lo que haya ahí arriba por mi altura, si no sería un pequeño tonel. Me siento incómoda cuando un pantalón es más apretado de lo normal y a pesar de que los vestidos me encantan solo tengo uno en el armario y que por supuesto nunca me pongo. Me siento estúpida al lado de la mayoría de mis amigas, ver como lucen ropa que en la vida podré ponerme. De compras voy sola. No necesito a nadie que me mire con cara de desconcierto al ver la talla de mi pantalón o mi desesperación al ver que esa puñetera camiseta no me queda tan bien como esperaba.
    Pero a pesar de que el envoltorio sea lo más primordial en estos tiempos que corren, para mi no lo es. Y la experiencia me ha demostrado que hay muchas personas que piensan como yo. Personas que, aunque no te lo creas, miran más allá de un maldito físico y ven en ti lo que realmente eres. Yo me considero una persona que físicamente no llama la atención pero que, interiormente, soy bellísima. Y como yo lo pienso, lo piensan todas esas personas que no están pendientes de que seas una tísica. Como dice mi profesor de arte: La belleza está en los ojos que la mira. Y es completamente cierto. Una persona puede ser espectacular y a mi no llamarme la atención. Porque para mi lo realmente importante es lo que puedas demostrarme como persona. Lo demás es completamente secundario. Ser superficial es una moda que, poco a poco, pasará. Y eso tenlo por supuesto. Hay personas que no buscan una modelo en sus vidas. Simplemente buscan personas, que últimamente, escasean.
    Sé que suena extraño de una persona que también tiene complejos a más no poder, que se mete consigo misma en cualquier ocasión y que no siente remordimientos por ello. Que se odia y que a llegado a tenerse asco. Pero con el tiempo ambas descubriremos que lo importante es lo que hay dentro. Nunca juzgues a un libro por su portada, descubre la historia que hay dentro.

    Espero que te haya servido de algo, un besito grandioso.

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