sábado, 31 de diciembre de 2011

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127 entradas en un año. Un año que se me ha hecho eterno y que llevaba bastante tiempo deseando que se acabara, como si de una mala pesadilla se tratara. Ha sido un año de perder más que de ganar. He perdido a un amigo, cuando he pasado meses y meses esperando a que volviera, he dejado de lado unas cuantas pasiones, un verano malgastado, me he dejado llevar por el dinero que no tenía, estoy siendo guiada por la diplomacia y lo correcto... Nunca pensé que me fuera a ir tan mal. Claro que, toda moneda tiene su otra cara.
Por primera vez he viajado al extranjero, a Praga, el mejor viaje de mi historia. Mis esfuerzos dieron su fruto y acabé el curso de lujo. He cumplido los dieciocho de una manera inolvidable. He sido capaz de valerme por mi misma desde que él hizo ese paréntesis y me dejo solo un escudo para vivir. Me hice mi propia espada y cada vez ataco más que defiendo. He aprendido que las cosas no pasan si no las buscas. Y estoy aprendiendo a buscarlas sin echarme atrás. Descubrí quiénes son los verdaderos amigos, los que nunca se fueron, por que simplemente no quisieron irse de mi lado. Se quién me quiere, y a quienes quiero yo. No es una agradable experiencia la de aprender a diferenciar a las personas que te rodean.
También he encontrado cosas nuevas, experiencias, personas, puntos de vista y perspectivas que nunca había abordado y que no creo que olvide nunca.
A pesar de todas las cosas malas y buenas de este año, decir que no me arrepiento de nada. Bueno, quizás de madurar demasiado pronto (En mi opinión, los dieciocho son una edad muy temprana para madurar) por culpa de las circunstancias que me han rodeado desde que empezó el año.
En fin, ha sido un año de aprender por las malas. De impotencia, espera, impaciencia, (y paciencia al mismo tiempo) y trabajo duro. A ver si en este próximo lo pongo todo en práctica y me llevo un buen resultado por que si no... No se, supongo que dejaré de intentarlo y que sea lo que tenga que ser.
Bueno, no se qué decir para darle la bienvenida al dos mil doce. Lo he estado esperando sin mucha emoción, por que simplemente quería que el dos mil once se fuera pronto. Supongo que este será el año de trabajar y luchar por lo que una espera.

Moraleja del dos mil once: La esperanza, a secas, es la gilipollez más grande del mundo.


Querido 2011, fue un placer conocerte, pero no vuelvas por favor, gracias.


Este año no salgo de fiesta por que no tengo nada que celebrar. Ni te tengo a ti para celebrarlo.  


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