He vuelto. He vuelto al pueblo. A mi santuario, a mi paraíso personal. Allí todos los nudos se deshacen y da lo mismo si los días son lentos y largos. Allí puedo depurarme, curarme de las heridas que mi otra vida me ha provocado. Igual puedo echar a andar a ninguna parte, o puedo no moverme del escalón. El aire fresco me sana. El olor a trigo, tierra, animales, la abundancia de seres vivos y la ausencia de personas me llena el alma. La infla. Echa a volar. Como una golondrina.
Tengo la teoría de que me equivoqué al elegir lo que quería ser.
No me importa quedarme sola, se vivir sin nadie. Sin estrellas.
¿Pero y tú?¿Qué vas a hacer tú? Encogerme el corazón.
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