domingo, 6 de marzo de 2011

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Por amor al arte.

Hoy en día, la gente que no ve más allá del dorado es la que se considera normal. Aquella que solo se preocupa por mantener su estomago lleno, su cabeza ocupada y sus traseros en sillas. Qué queréis que os diga, no se si es por la borrachera que tengo o por la rabia que me da solo de pensarlo, pero me gustaría saber qué ha sido del sentimiento y de la satisfacción moral. Si, le digo satisfacción moral y no se si quiera si está bien dicho o no, o si se refiere exactamente a lo que me quiero referir.  Me refiero al hecho de sentirte lleno, realizado y feliz por haber hecho algo que no te beneficia más que a tu espíritu. No te da dinero. No te da fama (o quizás si). No da aplausos o palmaditas en la espalda. Simplemente te saca una sonrisa o te llena el corazón de latidos cuando ves que alguien es capaz de percibir algo de ti a través de tu trabajo.

La finalidad de todo lo que haces debería ser obtener satisfacción propia. Carnal, moral, espiritual da igual.  Yo prefiero que me den las gracias a que me den 100 euros.

 Y me llama inmadura quien se supone que debería de pensar igual. No espero que lo entiendas. Ni tu, ni tú.


Te hunde ver que el ser humano se ha degradado 
de tal manera que ya no ve las cosas... simplemente ve cosas.


Comentarios aparte: La ciencia no pudo comprobar que el alma existe... El rugby, si.

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