jueves, 21 de enero de 2010

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La chica del corazón roto.

Creo que demasiadas veces me han considerado un pervertido (yo mismo lo pienso en ocasiones) e incluso algunas pocas un perversor (vaya, esta palabra no existe…), al menos supongo que no soy mala persona, pues ninguna de mis acciones son un delito, aunque sean algo extravagantes. Supongo que mirar y escribir sobre una desconocida es una de ellas. Creedme, si yo pudiese escribiría sobre alguna conocida, pero por lo visto el Destino y la Casualidad me dan una de cal y otra de arena, obligándome a echar mano de musas anónimas.


La chica de hoy es joven, apenas tendrá veintipocos, está acompañada por una mujer bastante mas mayor que ella, demasiado para ser su madre, yo diría que su tía. Conversan alegremente, hablando fuerte y riendo a carcajadas llenando el vagón de ese sonido de excepción, si bien no se puede comparar con el gemido orgásmico de la persona amada, pero bueno dejemos estar ese tema de momento, cada cosa a su tiempo…

Tiene un precioso cabello negro, ondulado, espeso, un poco por debajo de los hombros. Ningún mechón tapa su cara, dejando ver su piel pálida y tersa (tal vez cubierta de una fina capa de maquillaje) y sus ojos grandes y claros, de los que dan vida. Su nariz es pequeña y graciosa y su gran boca llena de risa sus enjutas mejillas.

Lo más curioso de ella esta al llegar a su pequeño pecho, aun de adolescente, enmarcado en el amplio escote de una blusa estampada. Una cicatriz recorre de arriba a abajo la parte visible de su esternón dejando a sus lados unas pequeñas heridas circulares que descienden con ella hasta perderse entre sus pechos.

Esta orgullosa de su cicatriz, tanto como un militar puede estarlo de una medalla o de sus propias heridas, que muestra sin miedo mientras relata de historia de cada una de ellas. Esa cicatriz hablaba por si sola: “Miradme, he sufrido pero lo he superado, vosotros también podéis”



No es mio. Cogido de: http://www.artgerust.com/escritos.php?id=3028

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