- Hijo mio, ¿quién te ha hecho esto?
- Dígaselo. Se puede morir, pero no mata... no mata... que sea feliz...
Esas fueron sus últimas palabras en este mundo. Su cuerpo se convulsionó y sus bellos ojos verdes se apagaron para siempre.
[...]
-Hijo-susurró-tu hermano me dio un recado para ti. -Comenzó atrayendo su atencion, que captó al instante-. Te dedicó sus ultimos pensamientos, sus ultimas palabras. No quiso confesarse, ni delatar a sus asesinos. Dedicó sus ultimas energias a su hermano gemelo, a ti, hijo mio.
Cerré los ojos
-¿Qué dijo?
- Que seas feliz.-Lo miré-. Es cierto, que seas feliz-repitió y casi pude oirlo de labios de Gus-. Pero añadio algo más, algo que repitió varias veces. - Asenti con la mirada- Dijo que el amor no mata, que se muere por amor, pero que no mata. - Sonreí, una fugaz sonrisa-. Ignoro lo que significa, pero supongo que tu sabrás lo que quiere decir.
- Si, si lo se. Muchas gracias. - Cerré los ojos de nuevo.
El viaje de Marcos - Óscar Hernández
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